Epitafio de los 300

De los caídos en las Termópilas
Glorioso el azar, hermoso el destino,
un altar su tumba. En lugar de llantos, memoria,
el lamento, un elogio.
Su sepultura ni el moho
ni el tiempo, que todo lo devora, la oscurecerá.
Este recinto de hombres buenos
es la casa de Grecia. El testigo, Leónidas,
rey de Esparta, que gran, perenne, cosmos de virtud nos deja.
(Epitafio de los 300. Simónides)

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